miércoles, 9 de diciembre de 2015

ESPAÑA: SIN DIAGNÓSTICO

  Si un médico no sabe o no atina con el diagnóstico del paciente, procura recetarle medicamentos que al menos alivien los síntomas de la enfermedad. El lunes pasado seguí con interés el debate entre las cuatro formaciones que aspiran a liderar el próximo gobierno y, sorpresa: salvo el sr. Iglesias, que hizo una breve alusión al cambio de modelo productivo sin aportar propuestas más allá de que nos quedáramos con lo genérico, ninguno más de los contendientes lo mencionó siquiera, que yo recuerde. Tanto la sra. Sáenz de Santamaría (qué triste que su jefe no se atreva, por puro tactismo electoral, a defender su acción de gobierno y muchos nos conformemos sintiéndonos cómodamente insensibles y ayudando así a empobrecer algo más la democracia), como el sr. Rivera y el sr. Sánchez, además del líder de Podemos, se limitaron a ejercer la medicina paliativa, proyectando medidas que alivien a los millones de compatriotas que lo están pasando mal. Es razonable esa preocupación por la justicia social, pero ninguno de los cuatro ha tocado la médula de este país que no es otra que un modelo productivo deficiente. Con el actual, la economía en el medio y largo plazo es insostenible. La actividad española está sustentada en la temporalidad (agricultura, turismo, comercio potente en fechas puntuales o construcción -una de cada cuatro empresas de nueva creación está vinculada al sector del ladrillo, y uno de cada cuatro nuevos puestos de trabajo corresponde a autónomos, muchos de ellos de tapadillo para pagar la cuota, por ejemplo, al ser contratados en la construcción, ya que muchos de los contratistas no se comprometen ahora con la cuota a la Seguridad Social, y digo yo, ¿no estaremos repitiendo los viejos errores? Ciertamente hay dos formas de hacer competir a una nación con otras de su entorno: por abajo o por arriba. Por abajo -y se ha visto a lo largo de la legislatura-, para hacerla competitiva, se aprobó una injusta Reforma Laboral impuesta por Europa que ha favorecido la bajada de salarios, el descuelgue de muchos convenios colectivos y en muchas ocasiones inseguridad jurídica para los empleados, en buena medida para blindar  la moneda común del euro; amén de ahondar en la desigualdad y en la cronificación (palabra utilizada por primera vez por una ONG tan poco sospechosa como Cáritas) de la pobreza. Después de cuatro años de sacrificios queda el legado de trabajos temporales, precarios; ha reaparecido de nuevo la emigración, algo que no se recordaba desde los tiempos de Franco; a pesar de los recortes, de los ajustes salvajes, la deuda ha crecido desde los 700.000 millones de € al billón de €; la hucha de la SS ha pasado de los 66.000 a los 34.000 millones de € y con previsión de desinflarse un poco más, ya que los  poco más de 17 millones de trabajadores no cotizan tanto como los 17 millones del 2011; y lo que aún es más dramático de todo es que por primera vez en décadas, la población de España desciende y lo va a hacer en los próximos lustros, con lo que ello comporta. La otra opción es por arriba: subiendo el salario mínimo, volviendo a la concertación laboral, apoyando políticas activas de empleo, pero, por supuesto, con un MODELO PRODUCTIVO distinto que permita bajar al 7 u 8% de paro que había en el 2007, en pleno boom inmobiliario (otro modelo económico insostenible en el tiempo y del cual parten muchos de los males de ahora mismo). Desde luego que para implementar un nuevo modelo productivo se requieren unos cuantos años, 10, tal vez 12, además de mucho dinero, porque, no lo olvidemos, nadie da duros a cuatro pesetas. Para que esto se vea más claro, yo pondría un ejemplo: ¿qué es más fácil, que el Real Madrid pague su deuda en torno a los 500 millones de € o que el Rayo pueda desembarazarse de su pasivo de 12,5 millones? Una de las reglas básicas pasaría por reindustrializar el País y así tratar de competir de igual a igual con Alemania (la gran favorecida con la distribución hecha por la UE hace años). Otra pregunta que no debiera de pasar desapercibida es ¿por qué en el País Vasco o en la misma Navarra, por ejemplo, hay un paro de en torno al 15% y en Cádiz supera con creces el 30% teniendo la misma legislación? Por la industria y que los del Norte nunca estuvieron tan expuestos al ladrillo como en otros territorios.

  Si nuestros políticos se conforman con las medidas paliativas, los ciudadanos deben de saber que no se podrán implementar porque el dinero que se genera con las estructuras actuales es escueto, y por descontado, quienes realmente llevan las riendas de la economía, los de Bruselas, no lo van a permitir. Los cuatro (no sé si uno de los vértices es el sr. Rajoy o la sra. Sáenz de Santamaría) deberían de, primero, hacer el diagnóstico certero que nos cure de una vez por todas de esta enfermedad casi incurable, y después propiciar un gran pacto de estado como aquel lejano de la Moncloa; y una vez con la unidad de acción, plantear seriamente a Europa ese cambio drástico y bien fundamentado en proyectos sólidos y de futuro, donde no entrasen dispendios para aeropuertos sin aviones, autopistas quebradas, como las madrileñas; o algunos AVEs que sabemos van a ser deficitarios siempre, además de combatir de una vez por todas esta lacra terrible llamada corrupción.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Donde dije digo...

De un tiempo a esta parte el sr. Rajoy parece decidido a enmendarse, o tal vez todo sea fruto de las elecciones a punto de caramelo. Resulta que el Presidente en funciones, allá por el año 2007, siendo el Jefe de la Oposición, decía no creer en el cambio climático porque su primo José Javier Brey, catedrático de física en la Universidad de Sevilla, era escéptico al respecto, y que él tampoco lo consideraba el desafío más importante de los siguientes años. Estamos en 2015 y ahora nos dice que "Este es un asunto en el que estamos implicados todos, o será muy difícil y complicado luchar contra el cambio climático" y que "cuando uno se equivoca lo mejor es rectificar y yo he rectificado muchas veces en la vida porque me equivoco a menudo". Lástima que esa equivocación nos vaya a costar un dinero extra y que se hayan desaprovechado  más de 6 años, en gran medida por los lobbies del sector energético, muy particularmente el de las petroleras -algo asumido y comprensible para un partido liberal y conservador, pero que no se entiende en otro social demócrata, lo que lo penaliza al no entender la ciudadanía el mimetismo con su oponente al abrazar intereses espurios sin disimulo- que esa y no otra es la verdadera razón del bandazo. Ayer lunes anunciaba en la cumbre COP21 de París una ambiciosa Ley de Cambio Climático con una batería de medidas que cuando menos llama la atención, si finalmente gana las elecciones del 20-D, claro está. Entre tanto, en estos últimos 4 años, el sr. Rajoy se ha encargado de darle la puntilla a las energías renovables porque eran muy caras, encarecían el recibo de la luz y se premiaba a quienes las utilizaban con primas inasumibles que hoy no solo se las han quitado, sino que los beneficiarios de entonces se ven abocados a hacer frente a un enorme desembolso para un particular, e incluso para empresas embarcadas en la aventura. 

  Una de las premisas para el necesario cambio de modelo productivo (verdadero lastre de la economía nacional) pasa obligatoriamente por una apuesta decidida de las energías renovables. Nadie dijo que ello fuera a salir gratis, por el contrario se requiere una fuerte inversión, salvo que queramos hacer de España un país con paro estructural del 17-18% según la CEOE. Hoy Alemania ha desbancado a España en energías renovables y es primera potencia en Europa. ¡Quién nos ha visto y quién nos ve! Veremos cuál es la siguiente rectificación de peso del sr. Rajoy, pues siempre tendrá la oportunidad de decir: Donde dije digo, digo Diego.

Las preguntas de la semana

  ¿Por qué nuestros sesudos políticos -de un color u otro, y lo resalto-, cuando están en la Oposición, tienen la fea costumbre de poner rep...