jueves, 6 de diciembre de 2018

Es lo que hay

  La valoración de los líderes políticos según el CIS del PP a 05/02/2017 era la siguiente: Albert Rivera 4, Pedro Sánchez 3,68, Mariano Rajoy 2,87 y Pablo Iglesias 2,54. Si nos vamos a la última valoración de ayer mismo del CIS del PSOE, poco ha cambiado: Pedro Sánchez 3,73, Albert Rivera 3,5 y los dos Pablos, Casado e Iglesias con un 3 cada uno. Algo parecido ocurre si nos vamos a la valoración de líderes andaluces de hace unas semanas: Susana Díaz 4,1, Juan Marín 3,5, Teresa Rodríguez 3,4 y Juanma Moreno 3,1. Hago esta pequeña introducción para entender un poco el desencanto que generan nuestros representantes -probablemente la peor clase política de estos últimos 40 años-, y lo que ha ocurrido en Andalucía con la aparición de VOX, que en cierto modo también refleja la calidad de los políticos fuera de nuestras fronteras, lo que ha dado como resultado el resurgir de la extrema derecha en toda Europa, amplificado por la interminable crisis de 2008, algo parecido, salvando las distancias, a lo que ocurrió en el Viejo Continente en la década de los 30 tras la gran depresión de 1929.



  Parto de la base de que la alternancia en democracia es algo muy saludable, y que tras 36 años de gobiernos ininterrumpidos del PSOE en Andalucía, es lógico y hasta deseable un relevo; pero ojo: como lo es en la Comunidad de Madrid con 24 años de gobiernos del PP o en la de Castilla y León, donde llevan gobernando 31 seguidos. Cuando un partido se perpetúa en el gobierno es más factible que surjan las corruptelas y las redes clientelares. Estando en la Oposición es más sencillo regenerarse y que los casos de corrupción se puedan investigar sin obstrucción de los interesados: se está viendo ahora una vez que el PP nacional ha dejado de gobernar, y es posible que algo parecido ocurra en Andalucía si finalmente el PSOE sale de San Telmo.



  Ahora bien. Hay la otra vertiente, la que debe de valorar la conveniencia o no de pactar con un partido de extrema derecha que defiende postulados que chocan frontalmente con los principios de la UE, con la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía de Andalucía (es muy recomendable leer su programa electoral para reflexionar sobre lo que estamos hablando). VOX surge de una excisión del PP de Mariano Rajoy, por tanto no es extraño que el PP llegue al entendimiento con la formación de Santiago Abascal, y más si se valora la figura de Pablo Casado, más cercana en lo ideológico a Aznar que al anterior presidente de gobierno; por tanto, no tan alejado en su pensamiento del bilbaíno.



    La gran disyuntiva se le plantea a C's, un partido, no hay que olvidarlo, nacido en Cataluña para combatir a los nacionalistas cuando todavía se consideraban moderados y atendían por las siglas de CIU. Ahora, al cabo de 12 años de su fundación,  se les plantea participar de otro tipo de gobierno en coalición con anticonstitucionalistas y la 2ª fuerza más votada -C's y PP siempre hablan de dejar gobernar a la lista más votada-. Las presiones desde Europa no se han hecho esperar, así que ya veremos si Albert Rivera hace caso omiso del grupo liberal al que pertenece y finalmente se impone su argumento de que urge un cambio de gobierno, a todas luces irreprochable desde la lógica del escrutinio. Puede llamar la atención que esté hablando de Pablo Casado y Albert Rivera cuando realmente a quienes debería de mencionar es a Juanma Moreno y Juan Marín, los líderes respectivos en Andalucía, y quienes deberían de llevar la voz cantante. Pero no, los acuerdos, si llegan, se pactarán en Madrid, en clave nacional, o casi habría que decir catalana, que de eso ha ido realmente la campaña electoral andaluza.



   En cuanto al PSOE y Adelante Andalucía, no les queda otra que hacer una profunda reflexión de cuanto ha ocurrido, sin caer en la trampa de la manida abstención al dar por hecha una victoria más desahogada en el caso de los de Susana Díaz, y en la influencia que las huestes de Teresa Rodríguez iban a tener a la hora de conformar un gobierno donde la líder izquierdista iba a tener la última palabra. Y por descontado, Pedro Sánchez por encima de todos, pero también Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias, tienen la enorme responsabilidad de olvidarse de una vez por todas del cortoplacismo de las encuestas, de sus respectivos partidos -"hay que vencer al adversario al precio que sea para colocar a  los afines"- y centrarse en los problemas reales de los españoles que son muchos y delicados, en unas palabras: ser consecuentes y creíbles



  Vuelvo al principio para mostrar una pequeña pincelada de las contradicciones de nuestros políticos y que echa por tierra la credibilidad de unos y otros. Cuando PP y C's dicen que con los independentistas no se pacta nada, conviene recordar que ambos partidos lograron la abstención del PDeCAT a cambio de facilitarle grupo parlamentario propio. Con ello consiguieron el control de la Mesa del Congreso y por tanto  la presidencia de la Cámara para Ana Pastor. Por su parte, el PSOE, o más bien habría que decir Pedro Sánchez, prometía convocar elecciones anticipadas en cuanto prosperara la Moción de Censura, algo que finalmente no cumplió. Si bien, en su descargo, eso fue así, antes de dar inicio a la jornada donde se iba a dilucidar el futuro de Mariano Rajoy, el líder socialista le invitó a dimitir y que pusiera a otra persona en su lugar. Por último, y sin que nadie se pueda sentir ofendido, pues todo el mundo tiene derecho a prosperar, sea conservador, liberal o progresista, Pablo Iglesias cae en la contradicción de un principiante cuando -y con toda la razón- denuncia la desigualdad provocada por la crisis y el desigual coste de la misma para unos y otros, y sin embargo se embarca en la adquisición de un chalet de campanillas valorada en 600.000 €, asunto que no se compadece con el eslogan de "la casta", pues 6 años antes, Pablo Iglesias censuraba a Luis de Guindos, entonces ministro de Economía, por la compra de una vivienda por importe similar, lanzando el famoso tuit de aquel entonces "¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000 € en un ático de lujo?"



  Estos son los mimbres que hay para hacer el cesto, es lo que hay. Mientras, a nivel nacional, asuntos como la reforma de la Constitución, del Poder Judicial, la solución al proceso catalán, de una enorme trascendencia y que distorsiona, de qué manera, las formas de hacer política de verdad. Sin olvidar el deterioro generalizado de las instituciones del Estado, los eternos contratos en precario, la temporalidad del mercado laboral, el deterioro del modelo educativo, el futuro de las pensiones, el déficit estructural de la Seguridad Social,  el cambio climático y lo que ello conlleva para el futuro, o el tema migratorio, siguen ahí, sin darles una solución política y solo política, por la incompetencia de nuestros representantes. Al tiempo que se pone de manifiesto la incapacidad de los políticos para resolver los problemas de los ciudadanos, cobra más importancia la exaltación patriótica, con el flamear de banderas, la búsqueda de una letra para el himno, o las manifestaciones de unos y otros por preservar su espacio geográfico, sin darse cuenta de que una nación, comunidad, provincia o un pueblo, nada serían sin sus moradores y sus vidas, muchas de ellas enfocadas a la supervivencia. Entre tanto, los ciudadanos andaluces esperan una solución al convulso panorama político. ¿En qué acabará?

Las preguntas de la semana

  ¿Por qué nuestros sesudos políticos -de un color u otro, y lo resalto-, cuando están en la Oposición, tienen la fea costumbre de poner rep...