martes, 29 de noviembre de 2016

Presupuestos, otra engañifa

  Yo no acabo de salir del asombro. A veces pienso si no soy algo torpe para asimilar cuanto dice nuestra clase dirigente. Y es que tras asistir durante meses al desastre o tragedia en ciernes de no presentarse al inicio de octubre los Presupuestos Generales del Estado, tras apremiar a la Oposición para acordar el techo de gasto y comprometerse en la aprobación de aquellos, son nuestros propios gobernantes quienes prefieren tomárselo con calma, pues ya no hay prisa una vez la UE ha renunciado a la multa por incumplir -como cada año- el déficit y/o a congelar los fondos estructurales.

  Desde hace algunos días nuestro presidente nos anuncia con entusiasmo que el próximo semestre, allá por junio-17, España habrá alcanzado el nivel de producción previo a la crisis. Suponiendo que esto fuera cierto, al sr. Rajoy le convendría decir toda la verdad, es decir: que ese termómetro se sustenta fundamentalmente en la competitividad de la economía facilitada con la bajada sustancial de los salarios; salvando las distancias, claro está, algo parecido a la productividad china. No obstante voy a darle el beneficio de la duda atendiendo a los asertos de los últimos meses, también asumidos por sus ministros económicos.

  Este año se estima cierre con un crecimiento del PIB del 3,2%. El año próximo lo hará como mínimo al 2,3%. El sr. Rajoy dijo que con este crecimiento (conviene recordar que a la aprobación de la Reforma Laboral de 02-2012 se nos explicó que a partir de un 1,5% de crecimiento se conseguiría empleo, y de calidad) no haría falta ni subir impuestos ni más recortes. A tal fin y para ajustar los 5.500 millones € a instancias de la UE, el Ministerio de Hacienda aprobó en septiembre pasado el adelanto del pago fraccionado del impuesto de sociedades para mantener la liquidez, algo que sirve para capear el temporal pero que no soluciona el problema del siguiente ejercicio, salvo que los ingresos por impuestos aumentasen de forma significativa. Pues bien, resulta que ahora el gobierno se sincera y propone una reducción del techo de gasto de 5.000 millones de €, sin descartar una subida de impuestos indirectos. Vamos a ver. Un país que crece por encima del 3%, desde 2014, con creación de empleo (su naturaleza y condiciones es otro cantar) en torno a los 450.000 puestos anuales, que está a punto de alcanzar el nivel de producción previo a la crisis, y con emigración (no a los niveles de la postguerra, faltaría más) lenta pero constante, lo cual mejora el porcentaje de población activa, no necesitaría gastar 5.000 millones menos en 2017 que en el presente.

  Tras esta contradicción evidente que parece desmentir los aires triunfalistas del actual gobierno, cualquiera puede sacar sus conclusiones, admitiendo que transitamos por los complejos y procelosos mares de la economía, así que:

  1º No es descabellado pensar que las huestes de Bruselas, a cambio del indulto, hayan impuesto a España la obligación de recortar 5.000 millones de € adicionales (el agujero estimado al inicio, antes de suavizar el objetivo de déficit de este 2016, rondaba los 10.000). El Gobierno se compromete a ello y el escándalo por el desajuste de esos 10.000, si no son más, queda silenciado ante la opinión pública gracias a esta operación cosmética. O sea, que al déficit previsto para 2017, España o los españoles, pagaremos de tapadillo los 5000 que en su momento nos perdonaron.

  2º Ateniéndonos a la capacidad que cualquier institución tiene para hacer uso de la ingeniería financiera, es posible que nuestro gobierno la haya utilizado. ¿Por qué no pensar en la realidad de un déficit ligeramente mayor a lo que dicen los datos oficiales? Tampoco sería la primera vez. Hoy no es complicado, por ejemplo, utilizar a los bancos intervenidos para mover cifras. A tal efecto conviene recordar que el déficit de los últimos años con el PP al frente, no incluye los pagos de intereses por el rescate bancario, algo que sí penalizaba al gobierno anterior, pues este nunca pidió el auxilio a Europa.

  A estas alturas de la película puedo asegurar que de los políticos no me sorprende casi nada. Pero no puedo negar mi estupor ante la candidez y ceguera de esta Oposición. ¿Es que nadie es capaz de sacarle los colores al nuevo gobierno? ¿Ninguno de los partidos está capacitado para hacer una oposición constructiva y responsable que desbarate los argumentos engañosos de quienes nos mandan? ¿Es que el PSOE está dispuesto a comulgar con otra nueva falsedad de las huestes del sr. Rajoy? ¿Es que tal vez C's se ha olvidado de la firma rubricada al alimón con el PP para que se frenaran los recortes y se invirtiera en políticas activas de empleo, y todo a cambio de darle estabilidad en su acción de gobierno? ¿Acaso Podemos no sabe desempeñar su labor de oposición sin montar los numeritos y perdiendo las formas? Nunca he visto una ineptitud tal, algo que sin duda propiciará una nueva victoria de los populares en unas hipotéticas elecciones anticipadas, algo no descartado teniendo en cuenta que el sr. Rajoy ya no le hace ascos, a pesar de lo que decía en campaña: <<unas terceras elecciones sería un disparate y un descrédito para España.>>

  Ya que los recortes se van a producir, al menos espero que no toquen de nuevo la medula social; otra vuelta de tuerca podría agrandar aún más las desigualdades, resquebrajando un poco más la cohesión de este país llamado España.

jueves, 17 de noviembre de 2016

¡Qué lástima!

    Me reafirmo en lo que ya pensaba hace algún tiempo, y es que para nuestra desgracia vivimos representados por la peor clase política de las últimas décadas, algo por otra parte confirmado encuesta a encuesta por el CIS: <<Los políticos en general, los partidos políticos y la política >> son percibidos como el tercer problema más grave por los españoles tras el paro y la corrupción/fraude.

  Lo traigo a colación tras el bochornoso espectáculo dado por unos y otros a cuenta del affaire del sr. Jorge Fernández Díaz, ex ministro reprobado por toda la Cámara a excepción hecha de su partido, por las escandalosas escuchas mientras hablaba con su interlocutor el entonces jefe de la Oficina Antifraude en Cataluña, sr. Daniel de Alfonso. A lo largo de la conversación, el ahora ejerciente como juez, le informaba al ex ministro de las últimas conspiraciones para sacar a la luz escándalos contra políticos de ERC y la antigua CDC.

  El martes pasado, tanto el PSOE como C's anunciaban su intención de abstenerse en la votación para elegir presidente de la Comisión de Exteriores al sr. Fernández Díaz, argumentando que existe un pacto no escrito por el cual las distintas fuerzas políticas se reparten las presidencias de las Comisiones. Solo unos días atrás, todos los partidos a excepción del popular, desaprobaban la conducta del nominado. O sea, que los señores de la Oposición de ambos partidos, para preservar el trueque o cambalache, estaban dispuestos a "tragar" con el nombramiento del catalán a cambio de una pequeña cuota de poder para sus partidos. En un partido de corte socialdemócrata es inadmisible anteponer el plato de lentejas a la ética, a la justicia y a los principios, por la sencilla razón de que sus simpatizantes no lo van a entender. En el de C's, es más asumible teniendo en cuenta su afinidad a los postulados liberales, a pesar de haber dicho por activa y por pasiva que vienen a regenerar el cotarro político patrio.

  Ayer miércoles -se ve que la indigestión no les dejó dormir a pierna suelta con los reproches que les iban a caer-, parece que a instancias de la todopoderosa sra. Susana Díaz, los socialistas prefirieron votar en contra, argumentando que el ex ministro estaba desautorizado para presidir la mencionada comisión u otra; con la sorpresa del seguidismo de Ciudadanos, que parece un partido a la espera siempre del próximo movimiento del PSOE, no vaya a quedarse solo en el apoyo al PP.

 Y digo yo: ¿no hubiera sido más sensato desde un principio decir no aun a costa de perder otras presidencias de comisiones? Pero la Oposición es lo que es, torpe, errática y sin empatía.

  En cuanto al sr. Rajoy, según parece un hombre sensato y previsible, ya no debería de sorprendernos su conducta y obstinación. Todos los medios escritos y hablados daban por hecho que al ex ministro lo iba a premiar con algún cargo de relevancia, más teniendo en cuenta su amistad de lustros. Lo predecible  se cumplió -se ve que no había en su partido otra persona más idónea para el cargo- porque las amistades jamás se deben traicionar. Nuestro presidente vuelve a tropezar en la misma piedra, como ocurrió con el sr. Soria antes, a pesar de su minoría mayoritaria, de una firme intención de regeneración (de boquilla, claro está) democrática, o de su paciencia infinita para dialogar y llegar a acuerdos con el resto de fuerzas políticas.

  Claro que, siendo mal pensado, y al hilo de algunos pasajes en las escuchas: el sr. Fernández Díaz le decía a su interlocutor sr. Daniel de Alfonso, que "el Presidente del Gobierno lo sabe", o "es un hombre discreto donde los haya", o "por supuesto, su mano derecha no sabe lo que hace su mano izquierda. Yo lo conozco muy bien, de muchos años", todo tiene su lógica. Si es cierto cuanto decía, el sr. Rajoy tenía dos opciones: si era mentira se debería de haber enfadado con su ministro y haberlo cesado en su momento, y si era cierto, pues eso, a callar y un premio por el trabajo realizado.

  Suponiendo cualquiera de las dos hipótesis, hay algo que en un político es tan fundamental como la inteligencia emocional. El sr. Rajoy parece carecer por completo de ella, dando muestras de no entender muy bien el significado de la ética y la moral, algo por otra parte entendible, teniendo en cuenta que las humanidades y más que ninguna la filosofía, apenas cuentan en su controvertida Ley de la Lomce. Naturalmente el sr Rajoy se salió con la suya, colocándolo sin rubor alguno al frente de la Comisión de Peticiones, para la cual no es necesaria votación alguna.

  ¡Lástima de partidos preocupados más por su cuota de poder que por el bien común!

Las preguntas de la semana

  ¿Por qué nuestros sesudos políticos -de un color u otro, y lo resalto-, cuando están en la Oposición, tienen la fea costumbre de poner rep...