Todos somos entes políticos. Nuestras acciones tienen cierta carga ideológica aunque no reparemos en ello. Los políticos deben de preservar el bien común y corregir en lo posible las tendencias contrarias, y sus representados tenemos la obligación de velar, de vigilar siempre sus decisiones, sobre todo aquellas que vulneran la cohesión de la sociedad. Nadie es apolítico, otra cosa bien distinta es no participar activamente en política. Conviene tener los ojos bien abiertos.
viernes, 27 de noviembre de 2015
lunes, 23 de noviembre de 2015
Preguntas sin respuestas (convincentes)
Los partidos políticos, no cabe la menor duda, están para ganar las elecciones. Si hace algunos años, en su concepción de la política es posible que antepusieran los intereses de la mayoría ciudadana a la legítima ambición de ganar el sufragio; hoy, es mi punto de vista, prevalece la necesidad de la victoria a cualquier precio. Una de las mayores lacras que nos ha legado la actual democracia es el de los cargos de confianza y/o asesores de imagen y/o comunicación. En la incipiente democracia, el sr. Suárez apenas contaba con ellos. Tampoco el sr. Calvo Sotelo ni el sr. González se rodearon de ellos de manera exagerada. En aquel tiempo, reitero mi punto de vista, los dirigentes de los partidos políticos (añado a los señores Fraga, Roca, Carrillo, etc.) parecían menos impostados que ahora, como más auténticos; si bien, es de imaginar, también mentirían, aunque no tanto como los de ahora. Cada uno mostraba una cierta espontaneidad, con sus virtudes y defectos, pudiéndolos aceptar u odiar. Con el sr. Aznar comienza el salto cuantitativo para ser auxiliado por consejeros o consultores -es cierto que en la última época del sr. González y en cierta manera por los casos de corrupción, empezó a echar mano de ellos con más asiduidad-, y ya con el sr. Zapatero (55) y el sr. Rajoy (83), si bien es posible que ese número aumente conforme se acercan los próximos comicios del 20 de diciembre, se da el salto hacia la escalada, poniendo en manos de cargos de confianza la suerte o desgracia de más o menos votos. Es así como a lo largo de la presente legislatura el sr. Rajoy ha llegado a resultar grotesco en alguna de sus manifestaciones, ruedas de prensa, intervenciones parlamentarias o incluso interpretando el remake deVerano azul, atendiendo a las rogativas de sus asesores que pretenden hacer del sr. Rajoy otra persona distinta a la que es.
Todo esto viene a cuento porque parece que los asesores han elegido para los dirigentes populares el eslogan de que el sr. Bárcenas, e incluso el sr. Rato, solo pasaban por allí. Así que los dirigentes populares del Comité Ejecutivo a nivel nacional (ojo, no la mayoría de afiliados y mandos locales), todos a una, siempre dicen lo mismo cuando se les interpela, o sea: que ya no son miembros del Partido, ¡faltaría más! Al menos en tiempos del sr. González, el interesado decía que se había enterado por la prensa de los casos de corrupción, sin apelar a la afirmación de que el sr. Roldán ya no pertenecía al partido. Los consejeros/asesores están haciendo lo posible e imposible por hacer abstracción de las corruptelas, de manera que los escándalos les pase una factura mínima a la hora de votar.
Sin embargo, la realidad es muy tozuda y los votantes no tan torpes; así que ahí están las preguntas que los ciudadanos de a pie nos hacemos sin que hasta la fecha se haya dado cumplida y cabal respuesta. Sin ir más lejos, quienes mandan en el PP no dicen algo convincente al respecto del pago de más de un millón de euros en dinero negro en la rehabilitación de la sede central en Génova 13. Y digo yo: ¿Está legitimado y es creíble que el Gobierno pueda perseguir a los defraudadores y pretenda concienciarnos para que paguemos las facturas con el IVA, si ellos, nuestros representantes, no lo hacen al pagar su propia casa? En un país serio de nuestro entorno esto sería un escandalazo. ¿Con qué autoridad dicen que el sr. Bárcenas les robó? Si así es, ¿a qué dinero se refieren y de dónde procedía? Si tanta inquina tienen hacia su ex tesorero siendo como dicen un ladrón, ¿a santo de qué se le readmitió en el cargo después de imputado, y cómo es posible que dispusiera de coche, chófer, secretaria y despacho, amén de un sueldo de campanillas de más de 20.000 € mensuales, beneficios retirados cuando salieron en la prensa "los papeles de Bárcenas"? Siendo su intención la de impulsar medidas para encauzar la transparencia, ¿cómo es posible que destrozaran los discos duros en los ordenadores del sr. Bárcenas, si eran ellos los primeros en esclarecer la verdad? Si en el ánimo del PP -la ejecutiva, reitero- siempre ha estado la máxima de colaborar con la justicia, ¿por qué las autoridades judiciales se pasaron más de 12 horas registrando la sede de Génova 13, algo insólito en nuestra democracia, si no fue porque al sr. Ruz no se le facilitaba la imformación por él requerida? Si el sr. Bárcenas, como ahora el sr. Rato, son dos indeseables (por cierto ambos nombrados, uno como tesorero y otro como presidente de Caja Madrid, por el propio sr. Rajoy), ¿cómo es que el Presidente intercambiaba SMS nada edificantes con el primero? En cualquier otro lugar de la Europa Central es más que probable que al sr. Rajoy le hubiera costado el puesto.
No quiero terminar sin decir que además del sr. Bárcenas hay otros imputados en la misma causa, como el sr. Lapuerta o el sr. Páez, lo que, cuando menos, confirma la teoría de que ha habido una presunta financiación irregular del PP/AP desde hace más de 20 años, algo que toma veracidad si tenemos en cuenta que el sr. Naseiro, tesorero en tiempos de Hernández Mancha, no llegó a ser imputado porque las grabaciones telefónicas por las cuales salía a la luz una supuesta financiación ilegal del Partido, sobornos y compra de votos (Caso Naseiro), se obtuvieron en un caso distinto y sin anuencia judicial.
Para concluir se me ocurre una reflexión: Si está confirmado que el sr. Bárcenas no obtuvo los 48 millones € por la compraventa en Bolsa, ni por venta de cuadros, ni tampoco le tocó la lotería; a una persona con dos dedos de frente solo se le puede ocurrir que los obtuvo de manera ilícita, o sea, contrataciones a cambio de una comisión. Si él solo fue 8 años senador, por tanto, con poco poder ejecutivo, si bien con capacidad de influir, está meridianamente claro que él no podía ser quien concediese la contratación a empresas cercanas, en todo caso sí sería el canalizador de esos dineros en negro que, presuntamente, sirvieron después para financiar campañas, encuestas de opinión, sobresueldos, y quién sabe si los 2 millones $ invertidos en la frustrada medalla del Congreso USA para el sr. Aznar, o ¿ese dispendio se pagó con dinero de todos los españoles? Pase lo que pase en las próximas elecciones, quienes nos gobiernan y/o dirigen el Partido, deberían de saber que sus representados no nos chupamos el dedo, ¿o sí?
martes, 17 de noviembre de 2015
Barbarie del 13-N-Refugiados
El viernes 13 último se perpetraba en diversos lugares de París la mayor matanza en años a consecuencia de atentado terrorista. Desde el principio estuvo clara la autoría yihadista, algo por otra parte confirmado por los propios interesados horas después. Como cualquier otra acción por la cual se trate de subvertir la estabilidad económica, social o política de un país por medio del asesinato de seres vivos, merece la más absoluta repulsa y condena, y por ello la persecución de los autores materiales e intelectuales que han acabado con la vida de más de un centenar de personas y ocasionado heridas a más de trescientos. Sin abandonar las políticas encaminadas a proteger la seguridad de los ciudadanos y la firme voluntad de erradicar ese brote de podedumbre que es la MINORÍA disgregada del Islam, que pretende por medio de la lucha armada y amparada en la grandeza de Alá, imponer un modo de vida que ni los propios musulmanes, LA MAYORÍA, comparte, se deberían de implementar vías posibilistas de exploración sin cerrar de antemano todas las puertas. No seamos selectivos y olvidemos que atentados como el de la capital francesa se producen casi a diario en países como Irak, Afganistán, Líbano, Libia, Pakistán o la propia Siria -de donde se deduce partió la orden de matar, si no fue desde Bélgica-, y que esos atentados van dirigidos habitualmente contra ciudadanos que comparten idéntica religión. Tampoco debemos ignorar que los millones de huidos de Siria escapan de su tierra por la guerra, pero también por el aire irrespirable que provoca una MINORÍA de sus compatriotas que pretende imponer la grandeza de la Yihad o Guerra Santa, a una MAYORÍA, incrédula ante la opción de la barbarie, algo incompatible con el Santo Corán.
A lo largo de estos últimos días he leído y escuchado opiniones para todos los gustos en lo que atañe a la forma de actuar contra los criminales, el tratamiento a los refugiados e incluso la forma de proceder con emigrantes originarios de países musulmanes y que llevan tiempo viviendo en países de Europa. La pregunta que todo el mundo se hace es ¿cómo paramos esto? La respuesta no es nada sencilla, ciertamente. Parece haber dos vías encontradas y en las cuales se alinean más del 90 % de los ciudadanos españoles, y una tercera donde se ubica el sector de los indecisos. Obviamente las posiciones divergentes las encabeza por un lado el grupo de compatriotas partidarios de la mano dura y sin miramientos, o sea: expulsión de todos los emigrantes musulmanes, cierre total de mezquitas, intervención militar sobre el terreno sirio, y, por descontado, nada de acoger refugiados. Por contra está la facción de los partidarios de la mano tendida y la comprensión, convencidos estos de que una acción militar sobre el terreno no va a solucionar el problema, ni tampoco la expulsión de los musulmanes, y por supuesto creen en la acogida de refugiados; lo contrario, suponen, sería agravar aún mas el escenario actual de terror, en un mundo, no lo olvidemos, globalizado.
El grupo más reducido de los no alineados comparte algo del diagnóstico de los alineados en ambas facciones, de manera que estaría conforme con no acoger a refugiados procedentes de Siria, pero no vería con buenos ojos una intervención militar sobre el terreno, recordando que la intervención militar en países como Afganistán, Libia o Siria, además de dejar un reguero de muertos, miles de civiles inocentes, ha creado pueblos desgobernados, o estados fallidos, algo que muy fácilmente podría ocurrir en Siria. Y que desde el año 2001 -atentado de las Torres Gemelas-, el terrorismo yihadista ha tenido un crecimiento exponencial.
Evidentemente, cuando ocurre algo tan dramático como es el asesinato gratuito de cientos de personas en una ciudad tan cercana como París, lo primero que hacemos es seguir las indicaciones del corazón, de manera que impulsados por las vísceras, el ojo por ojo, no pensamos en algo distinto a la venganza, y si puede ser con saña y el mayor de los odios, mejor. Sin embargo, hay otra opción mejor, la de reflexionar fríamente con la cabeza antes de actuar. Me acuerdo ahora de un reconocido militar español, creo que era coronel, haciendo una manifestación en la que llegaba a valorar el beneficio de un bombardeo sobre la localidad donde supuestamente se escondía un comando de ETA tras haberse cargado a varios guardias civiles en la época más sangrienta de la banda durante el mandato del sr. Suárez. ¿Se imaginan lo que hubiera ocurrido de habérsele hecho caso? Por otra parte, creer que los refugiados e inmigrantes pueden traer consigo al mismo Demonio y con él el aumento del terror, es cuando menos una temeridad, pues según opinan los entendidos, quienes atentan no suelen viajar a pie o a bordo de una patera, muy al contrario lo hacen habitualmente por vía aérea.
Generalizar es frecuente cuando se trata de simplificar un problema, y eso es algo que en nada ayuda a su resolución. Los terroristas que vienen actuando en Europa no son unos mindundis, unos pobres muertos de hambre -para perpetrar un atentado de la dimensión del de París se necesitan medios económicos y logísticos-, acaso sí sean unos pobres incultos atraídos por un mensaje radical que finalmente los vuelve fanáticos y odiosos, pero nunca hambrientos que se alojan en campos de refugiados, de acogida o simplemente se tiran a la calle. En opinión de los entendidos, el EI genera al año 2.000 millones de $. Con ese dinero reclutan a niños y hombres forzosos, a mercenarios, pagan el adiestro de los futuros combatientes, el mantenimiento de campos de entreno, financian células informativas y compran las armas en el mercado negro, etc. Tal vez es ahí donde se debe actuar, en sus vías de financiación.
Yo, claramente, me estoy decantando por el lado del entendimiento, la concordia y el multilateralismo. Además, no me perdonaría jamás renegar de personas musulmanas con las que he trabajado y trabajo debido a mi profesión. Puedo decir que, como ocurre en España, en Francia, en Siria o en Tombuctú, hay personas, buenas y otras no tanto, y en donde yo trabajo no ocurre algo distinto.
sábado, 7 de noviembre de 2015
La deriva catalanista
Vaya por delante que lo que está a punto de ocurrir el próximo lunes día 9 en el Parlament, es decir: la aprobación de declaración para crear el Estado de Cataluña, no ocurriría si la CUP, el partido liderado por Antonio Baños, hubiera sido consecuente con las declaraciones hechas por algunos de sus dirigentes nada más concluir la jornada electoral del 27 de septiembre, o sea: algo parecido al fracaso, ya que los ciudadanos no habían legitimado el camino del independentismo a tenor de que un 52% de los votantes no habían optado por las formaciones que abogan por el camino de la ruptura. Así que a la ilegalidad de una declaración unilateral de desconexión con el resto de España se añade el uso torticero y más dramático aún de hacer creer a la ciudadanía catalana que al tener la mayoría de escaños -caprichos de la ley D'Hondt-, no así el de votos, en torno al 48%, son ellos el instrumento catalizador para amalgamar al pueblo catalán en una novedosa realidad identitaria. Desde luego suena a divorcio del estado español, pero a mí me parece más dramática la escisión que se puede crear en la propia Cataluña.
Claro que nada de todo esto estaría ocurriendo si hubiera imperado el sentido común desde el principio entre los políticos que rigen nuestros destinos, aquí y allá. Una crisis, y más de carácter territorial e identitario, no surge por generación espontánea, pues se va larvando con el paso del tiempo. En mi modesta opinión hay un desconocimiento generalizado de la realidad catalana, como ocurre con la vasca. Mirar para otro lado porque no se entienden algunas posiciones que divergen con una conciencia nacional, es ir levantando un muro de incomprensiones que no se explica en una nación como España, hecha de territorios diversos y hasta opuestos que no se pueden ni deben uniformar. Craso error es creer en una España única.
En 2004 se comienza a tramitar el nuevo estatuto catalán, como por otra parte se estaba haciendo con los de otras autonomías. En 2006 se aprueba por mayoría en las Cortes Generales, como ocurre posteriormente en el Parlament de Catalunya. Finalmente, el pueblo catalán lo refrenda por amplísima mayoría ese mismo año. Pero ya por entonces, a instancias del sr. Rajoy, el PP se había puesto en marcha para recabar las firmas necesarias que legitimasen su posición en contra del recién estrenado estatuto catalán. Así que ese mismo año presentan el recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal. Lo curioso y lacerante del caso, es que alguno de los 114 artículos recurridos sobre los 223 totales, coincidían con alguno de otros estatutos, como por ejemplo el tramitado en Valencia por el PP regional, sin que el de Levante se recurriese al Constitucional. Éste falló el 28 de junio de 2010 en contra de 14 de los artículos impugnados, entre ellos el del preámbulo del estatuto al decir que "carece de eficacia jurídica el término de Cataluña como nación o realidad nacional de Cataluña". A partir de ahí y tras el bofetón desde Madrid, los partidarios del independentismo toman definitivamente las riendas del proceso.
El daño ya estaba hecho. En lugar de tratar de llegar a acuerdos mediante el diálogo para enfriar el ambiente encrespado, el PP nacional fue echando más leña al fuego, incrementando el tamaño de la hoguera y el crecimiento incesante de independentistas a la vez que aumentaba la animadversión de muchos catalanes hacia el resto de España. Muy al contrario de lo que cabía esperar al llegar al Gobierno, el sr. Rajoy, que tenía los resortes y la legitimidad de su mayoría absoluta para allanar la brecha, optó por su papel favorito, es decir, el de esperar sin mover un dedo hasta que ¿escampa la lluvia?
Bien es cierto que para que el lamentable espectáculo se llevara a cabo se necesitaba la colaboración indispensable de un político tan particular como el sr. Mas y su partido CDC, formación lastrada por la corrupción que se prolonga a lo largo de más de 20 años con su financiación ilegal a través de las famosas mordidas del 3% a cambio de la concesión de obra pública a a las empresas corrompidas. Me atrevo a pensar (tal vez solo sea una ocurrencia) que el President no se hubiera echado en manos del resto de partidos independentistas, de izquierdas casi todos, de no estar atosigado por la indigestión de corruptelas que le persigue, ni por la política económica y social que tiene a su comunidad al borde del colapso. Mientras se habla de independentismo y de la identidad catalana, se hace abstracción de asuntos como el de la vida presente de sus representados o el escándalo que supone que el sr. Pujol fuera el cerebro de una familia presuntamente organizada para delinquir.
No nos engañemos. Al sr. Mas le viene de perlas esta disputa a cuenta de lo que debe de ser Cataluña a partir del lunes. Y al sr. Rajoy le viene como anillo al dedo el desafío catalán, ya que ahora se ha puesto el traje de hombre de estado "mientras yo sea el presidente Cataluña seguirá siendo española", y para ello ha convocado a los líderes de los principales partidos en la Oposición, algo que no hizo durante 4 años. Eso sí, se resuelva por lo civil o lo militar el conflicto, que no lo olvide el sr. Rajoy, si vuelve a ser reelegido presidente, el tema catalán seguirá existiendo más allá del 20 de diciembre, no entenderlo así sería tirar más piedras contra su propio tejado. Otros 4 años de inacción pueden volverse un terremoto. Hay que dialogar, dialogar y dialogar, y si es preciso, que parece que sí, reformar la Constitución. ¿No se hizo ya en una noche y sin que los españoles nos enteráramos en el momento de la firma del acuerdo?
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