domingo, 23 de abril de 2017

¿Hay alguien ahí?

  Lo que se está destapando y cuanto pueda salir a la luz referido a la Comunidad de Madrid, es un nuevo jirón en la piel de toro de nuestra España, aunque ya no nos sorprenda. Lo que de verdad asombra, es la utilización indisimulada por parte del PP en el Gobierno (el de Génova 13, el nacional) con respecto a la Fiscalía Anticorrupción, o eso parece, a tenor de los movimientos de esta, orientados a obstruir la acción inherente a ella, que no es otra que la acusatoria, cuando hay pruebas que la acreditan.

  El pasado 22 de febrero, el sr. Manuel Moix era nombrado Fiscal Jefe de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada, por el Consejo de Ministros, a propuesta del Fiscal General del Estado, don José Manuel Maza. Un nombramiento que desaconsejaba la Unión Progresista de Fiscales vistos sus antecedentes más inmediatos, además del escaso bagaje en la esfera de los delitos de corrupción, algo insólito en los últimos años para nominaciones de ese tenor. Ya en una grabacion del verano pasado, el sr. González, ahora en prisión, y el ex ministro, sr. Zaplana, se congratulaban de su futuro nombramiento, lo que da idea de la cercanía del nuevo fiscal hacia Génova, algo por otra parte que ya no nos puede pillar de sorpresa, pues en tiempos muy concretos de gobiernos del sr. Felipe González y del sr. Aznar, ocurría algo parecido. No obstante, el descaro con el cual parece actuar este PP en minoría, me parece a mí que alcanza la mayor de las desvergüenzas, sino distorsiona descaradamente la independencia del tercero de los poderes.

    El sr. Catalá, a día de hoy ministro de Justicia, y probablemente el más político del ramo en los últimos años, además de un pésimo servidor público, es quien está abogando por nombramientos de personas próximas al Gobierno; así que no es extraño que políticos de su bando, presuntamente corruptos, como no hace mucho el sr. Sánchez en Murcia, o ahora el sr. González, supieran que se les investigaba. Ni tampoco que el Ministro apostara decididamente por la destitución de la sra. Consuelo Madrigal, para poner al sr. Maza al frente de la Fiscalía General del Estado. Al sr. Maza, o esa parece la intención, se le ha encomendado la ardua tarea de minimizar los múltiples golpes judiciales contra el PP (el nacional), aminorando en lo posible el desgaste del sr. Rajoy y de su gabinete.

  En dos meses que se han cumplido ayer desde el nombramiento, el sr. Moix ha pisado varios charcos que en un país de nuestro entorno serían un escandalazo. Los últimos, que ordenara, o mejor, intentara, evitar los registros en la sede del Canal de Isabel II, algo que no logró gracias a la resolución de la Junta de Fiscales que revocaba tal disparate. Lo segundo, que a cambio de la revocación, al sr. González no se le imputara el delito de integrar una asociación criminal, finalmente objetivo alcanzado; aunque creo que el juez, el sr. Eloy Velasco, no va a tragar con algo tan obvio.

  Todo esto no ocurriría si hubiera una auténtica voluntad política de acabar con esta lacra que corroe los cimientos del Estado. Esa voluntad, por mucho que el PP (el nacional, el de Génova 13), nos la predica a la mínima oportunidad, recordándonos sus "innumerables" resoluciones para atajarla, de su disposición a la transparencia y de colaboración incondicional con la justicia, queda desmentida por los acontecimientos recientes de Murcia y Madrid, sin olvidarnos, del registro por más de 13 horas en Génova, al no facilitársele la documentación requerida al Juez Ruz; el destrozo a conciencia del ordenador del sr. Bárcenas o del Partido, que ya ni se sabe; o ese despido en diferido del Tesorero, con derecho a despacho, coche oficial y secretaria, amén de un sueldazo de campanillas, cuando "estaba despedido". Por no recordar que el PP es quien acordó reducir el tiempo de investigación (casos complejos incluidos) a 6 meses.

  Lo más sangrante para los españoles que sí queremos transparencia, ética y buen manejo de los dineros públicos, es que los partidos de la Oposición, están más para mirarse al ombligo (partitocracia), que para limpiar la infesta que aqueja a todas las instituciones del Estado. Parecen incapacitados para buscar la unanimidad, al menos en un asunto tan feo como es el de la corrupción, temiendo que la contundencia en la crítica, o "el arrimo" a partidos con postulados opuestos, les pueda contaminar, haciéndoles perder votos. La unión incondicional de los grupos opositores en este asunto, pidiendo la reprobación del sr. Moix sería, creo no equivocarme, suficiente motivo para que el PP lo descabalgase y pusiera a alguien, si no independiente, al menos que no se le viera el plumero con tanto descaro.

  A lo que se ve, los tiempos de oposiciones responsables y contundentes, como fueron en su día las del sr. González y del sr. Aznar, ya no están de moda, aunque sobren los motivos para reclamarlas: ¿De verdad hay alguien ahí? ¿De verdad existe la Oposición, o es un espejismo? El sr. Rajoy debe de frotarse las manos ante un control al gobierno errático, y la desunión de quienes representan a casi el 67% de los españoles.

Las preguntas de la semana

  ¿Por qué nuestros sesudos políticos -de un color u otro, y lo resalto-, cuando están en la Oposición, tienen la fea costumbre de poner rep...