domingo, 1 de febrero de 2015

EL ENFERMO

   En la película John Q, un padre, interpretado por Denzel Washington, se ve obligado a tomar la decisión radical de secuestrar un hospital, con el firme propósito de salvar la vida de su hijo, que padece insuficiencia cardiaca y necesita un trasplante urgente. A pesar de tener seguro médico, éste no cubre el coste total de la intervención que está valorado en 250.000 $, por haberse abaratado, al cambiarle su empresa el contrato a tiempo completo por otro a media jornada. Incapaz de reunir el dinero, opta por la huida hacia adelante.

  Hace hoy una semana, el pueblo griego decidía una "huida" a la desesperada con tal de salir del bucle en el cual está metido desde hace 7 años, si no son muchos más. El enfermo de Europa, como a veces se le denomina, ha dado su confianza a Syriza, un partido de izquierdas sin medias tintas que está decidido a buscar la salud de su patria al precio que sea. En estos últimos años los remedios paliativos no han dado el fruto apetecido y hoy, a pesar de la opinión de los galenos, Grecia está, cuando menos, igual de desmejorada que al estallar la crisis, aunque es lógico pensar que esté peor, pues el déficit no ha dejado de crecer hasta el 175 % de su PIB, y gran parte de su población se ha visto privada de una sanidad pública, abocada a la subsistencia con sueldos míseros y a una cobertura cada vez más reducida de sus desempleados; eso obviando la realidad de la pobreza energética de 300.000 personas que no pueden encender la calefacción o placas eléctricas. Alexis Txipras ha pensado que por encima de la macroeconomía está la vida y dignidad de sus ciudadanos, y plantea un nuevo escenario abiertamente enfrentado a la ortodoxia económica de Bruselas. Cualquiera de nosotros, pienso yo, haría todo cuanto estuviera en la mano para salvar la vida de un hijo, hasta el punto de poner en riesgo la vida propia; el presidente electo es lo que está haciendo, sin importarle lo que pueda opinar el resto de europeos, pues para él lo prioritario es aliviar la emergencia social de su país.

  Conviene recordar que Grecia está casi desahuciada, entre otras cosas porque Goldman Sachs asesoró al gobierno conservador de entonces para maquillar los déficits reiterados. Con la crisis, la entidad financiera tuvo el beneplácito de las autoridades del gobierno Bush para pasar de banco inversor a comercial. Tampoco se puede olvidar que las 3 grandes agencias de calificación, Standard & Poor's, Moody's y Fitch, que forman un oligopolio con el control del 90 % del sector, hasta 4 días antes de la "deflagración" de Enron, calificaban la salud económica de esta empresa energética como satisfactoria, a pesar de tener conocimiento de sus dificultades desde meses antes. O que previamente a la semana del hundimiento de Lehman Brothers, estas agencias de calificación neoyorquinas valoraran positivamente a esta entidad, hasta el extremo de hacerla poseedora de un gran músculo.

  Hablando de Lehman Brothers, convendría no olvidar, además de recordarle al sr. De Guindos, que él era su representante para Europa, y que debía de estar al corriente, digo yo, de las actividades, si no prohibidas, escasamente éticas de esa entidad, como la implementación de los bonos hipotecarios subprime o bonos basura. Es llamativo que nuestro ministro de economía reclame los casi 30.000 millones de euros que Grecia adeuda a España, siendo él parte del sector financiero americano que con su forma de operar ha abocado al mundo entero a una crisis sin precedentes en Europa y muy particularmente a Grecia. Y es constatable además de triste, que la Europa pudiente, la del Norte, la que encabeza Alemania, siga decidida a cobrar la deuda y en los plazos previstos, cuando de sobra sabe que ahora mismo y con estas políticas restrictivas, Grecia no podrá pagarla; es más, hasta es probable que vaya aumentando; y no lo digo yo, lo dicen muchos economistas.

  A quienes desconocen o se les olvida la historia reciente, hay que decirles que nuestra nación, España, es deudora desde los tiempos de los Reyes Católicos, y que a lo largo de más de 500 años, ha dejado de pagar sus deudas en muchas ocasiones, empezando por la era de Isabel y Fernando, siguiendo por la época de la Restauración, donde los partidos Conservador y Liberal se relevaban en el poder mediante elecciones amañadas; y acabando por la más reciente del dictador Franco.

  Pero si esto ha sido así, no es menos cierto que -antes de ir al meollo-, cuando Alemania superaba el déficit del 3 % y España tenía superávit, nadie le dijo a sus políticos que el país debía de apretarse el cinturón; es más, parece que en la historia de Alemania, causante de las dos Guerras Mundiales, no sólo no se le dijo nada al respecto, sino que se le perdonó gran parte de su deuda generada por sus ansias belicistas del pasado siglo. Veamos.

  Tras la finalización de la I Guerra Mundial, a Alemania se le condonó nada menos que el 98 % de su deuda. Algunos años después de concluir la II Guerra Mundial, concretamente en 1953, países como España, ¡Grecia!, y por encima de todos USA, llegaron a un acuerdo en Londres para perdonar el 62,6 % de su deuda, que alcanzaba los 38.800 millones de marcos de la época y que le abocaba a la quiebra. Además se dilataba en el tiempo el pago de la deuda restante, de manera que Alemania acabó de pagarla hace nada, en 2010. Gracias a esa altura de miras los países acreedores cobraron su dinero y Alemania pudo prosperar hasta ser hoy reconocida como la locomotora de Europa.

  Probablemente, de no existir el corsé de la moneda única que todos conocemos como Euro, se hubiera sido mucho más flexible con Grecia, también con Portugal, España y ahora con Italia. A un país tan claramente exportador como es Alemania, y que su mercado mayoritario está en Europa, le conviene la pervivencia de la moneda, viniéndole de perlas cobrar sus productos en algo tan sobrevalorado como es la moneda única.

  Por último, resaltar lo obtusos que son nuestros representantes europeos. LLevamos 7 años con las mismas políticas austeras que sólo tienen en el horizonte la mirada bienintencionada de la macroeconomía. No son capaces de ver que Europa se está volviendo vieja, achacosa; que esas políticas de corte guerrero/prusiano sólo llevan al empobrecimiento de la población y a su consiguiente disminución, pues los ciudadanos, aquellos que podrían traer hijos al mundo, no lo van a hacer. En el caso particular de España ocurre otro tanto: por primera vez en décadas empieza a perder habitantes por la emigración, nulo crecimiento vegetativo, el abandono de los pueblos (no es de extrañar con la nula inversión en lo rural y la reforma insufrible de las entidades locales), o el irrisorio apoyo a las familias.

  John Q buscó una salida a la desesperada para su hijo enfermo. Alexis Tsipras está haciendo lo propio para un país moribundo, al cual, me temo, le han dado durante años la medicina equivocada y pretenden seguir dándosela.



Las preguntas de la semana

  ¿Por qué nuestros sesudos políticos -de un color u otro, y lo resalto-, cuando están en la Oposición, tienen la fea costumbre de poner rep...