Todos somos entes políticos. Nuestras acciones tienen cierta carga ideológica aunque no reparemos en ello. Los políticos deben de preservar el bien común y corregir en lo posible las tendencias contrarias, y sus representados tenemos la obligación de velar, de vigilar siempre sus decisiones, sobre todo aquellas que vulneran la cohesión de la sociedad. Nadie es apolítico, otra cosa bien distinta es no participar activamente en política. Conviene tener los ojos bien abiertos.
jueves, 11 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
País de Nunca Jamás
A pesar de los años uno no deja de sorprenderse con hechos como la muerte el pasado domingo de un seguidor de fútbol a mano de otros. Aún llama más la atención que la batalla campal fuera protagonizada por personas talludas. Y digo yo que, individuos que se sirven de eventos deportivos para generar violencia y odio hasta el extremo de provocar directa o indirectamente la muerte, jamás pueden volver a entrar a un estadio. Como tampoco quienes se comportan de modo bochornoso tirando objetos a los jugadores o al equipo arbitral deben tener cabida -espero que el energúmeno que lanzó la botella de agua a Messi sea rápidamente identificado y expulsado de Mestalla, al menos por un tiempo razonable si no es a perpetuidad-, porque de lo contrario se están facilitando los altercados y sus consecuencias ulteriores.
Un estallido de furia evidencia la negación del sentido común, es la manifestación de que la sensatez, o para ser más exacto, la educación, ha sido vencida por la necedad. La violencia sólo puede generar violencia. Por muchas vueltas que le queramos dar no tiene justificación alguna. Debemos despreciar el "ojo por ojo" antiguo y asumir que, como bien dice el Evangelio: "Quien a hierro mata a hierro muere."
Claro que para cultivar la sensatez, antes se ha debido de pasar por una etapa más o menos prolongada de adquisición de conocimientos que llamamos escuela. ¿Cuántas veces hemos escuchado de la importancia capital de la Educación en la primera etapa de nuestra vida? Tal vez si todos los guerreros hubieran recibido a tiempo una formación suficiente y adecuada, no habrían perpetrado la salvajada en la matinal del domingo.
La educación debe ser materia esencial para cualquier gobierno que se precie en beneficio de los ciudadanos y consecuentemente de España. Pero ¿hacia dónde debe enfocarse el modelo educativo? Es una pregunta que según quien la emita va a contestar de manera opuesta. Parece que una mayoría de ciudadanos queremos o estaríamos de acuerdo en que al alumno se le debe inculcar el estímulo del esfuerzo y su compromiso, pero ¿también debe fomentarse en él el súmmum de la competitividad? A primera vista el razonamiento indica que la primera contestación nos lleva a la respuesta del sí. Sin embargo, si la docencia se dirige únicamente por el tubo estrecho de la competitividad, en mi modesta opinión nos equivocamos. De la LOMCE o Ley Wert, como también es conocida, yo deduzco esto último. El ministerio a su cargo ha simplificado los estudios para reforzar los conocimientos de asignaturas troncales como son Matemáticas y Lengua, dejando de lado o devaluando otras como música, artes plásticas, tecnología, y a edades menos tempranas, Griego o Filosofía. Con respecto a esta última, la UNESCO decía en un informe de 2007 que <<la Filosofía tiene un papel formativo fundamental debiendo formar parte del currículum básico del alumnado en todos los sistemas educativos del mundo>>. Con la puesta en marcha de la Ley desapareció Educación para la Ciudadanía, una asignatura presente en la mayoría de países de nuestro entorno. El Consejo de Europa recomendaba en 2002 su implantación. Según el Consejo, la asignatura pretende <<promover una sociedad libre, tolerante, y justa, además de contribuir a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo, derechos humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia>>. A tenor de las líneas maestras, las autoridades ministeriales parecen decididas a reforzar Matemáticas y Lengua para "competir" lo antes posible con nuestros vecinos europeos ante futuros informes PISA, prevaleciendo el pragmatismo (sacrosanto materialismo) sobre la formación integral del alumno. A un estudiante que se esfuerza y no da más de sí no se le puede expulsar del sistema educativo, como tampoco se puede discriminar a otro con profundas carencias o dificultades de integridad, o a ese otro con talento y sin medios económicos para avanzar en la formación superior. En casos especiales se requieren recetas particulares y sólo se pueden dar con inversión. Pretender implementar modelos educativos con duros de a cuatro pesetas es una quimera.
A los niños, es mi particular punto de vista, además de enseñarles el teorema de Pitágoras, la conjugación de un verbo o las características de un desierto, se les debería de instruir en el respeto hacia otras etnias, en el hecho diferencial de las múltiples culturas, en el valor de lo público, en el aprecio por la naturaleza, por la comprensión hacia lo diferente; de ser así, quizá habría menos incendios forestales, menos violencia de género, más solidaridad con el prójimo, escasas guerras, poquísima corrupción, e incluso se podría luchar, seriamente y con altura de miras, contra la espada de Damocles del cambio climático. Hasta sería razonable pensar en que sin una competencia mal entendida, crímenes estúpidos como el del pasado domingo en la ribera del Manzanares, no se habría producido nunca. Alguien pensará que quiero viajar al País de Nunca Jamás, pues sí, aunque deba girar en la segunda estrella a la derecha volando hasta el amanecer.
lunes, 24 de noviembre de 2014
España Cañí
Si alguien anda estrujándose las neuronas para dar con un apellido que acompañe a la novedosa Marca España, yo pienso en una que ni pintada, la de Cañí, España Cañí; hasta suena bien, como la música del pasodoble de don Pascual Marquina. Me parece a mí con más recorrido que la escueta Marca España. El Gobierno no puede ir por esas tierras de Dios pregonando "los logros patrios" envuelto en esa especie de franquicia sacada de la chistera con tanto atrevimiento; sin embargo, sus logros serían bien acogidos como una muestra más de nuestra idiosincrasia, la de la España de pandereta y tomatada, la de la cabra despeñada, o esa otra que lo resume todo, la España Cañí.
Tras haber asistido a espectáculos impagables como los supuestos sobresueldos en negro de la cúpula del PP, al borrado de discos duros de los ordenadores propiedad del sr. Bárcenas/PP, al registro de más de 12 horas en la sede de Génova por no facilitársele al sr. Ruz toda la documentación demandada, a la aparición de cajas B en varias sedes provinciales del PP, al conocimiento de que parte de las reformas de su sede central se pagaron en B, a la adquisición también en B de un importante paquete de acciones en la ampliación de capital de Libertad Digital -dechado de pluralidad informativa-, y sin que nadie con autoridad haya dado las explicaciones convenientes más allá de no constarles o de que la culpa fue del vino (sr. Bárcenas y anteriores gerentes/tesoreros), presenciamos ahora una especie de comedia bufa protagonizada por un jovencito conocido como el pequeño Nicolás. Don Francisco Nicolás Gómez Iglesias puede poner patas arriba los endebles cimientos patrios a poco que esta comedia evolucione hacia el género trágico.
Confieso que como otros muchos españoles escuché con atención la entrevista del pasado sábado hecha al veinteañero en Telecinco. A pesar de todas las aclaraciones quiero seguir pensando en toda una invención por parte del protagonista. No obstante, hay cosas incomprensibles, difíciles de dejar arrinconadas al dar pie a infinidad de preguntas y reflexiones. ¿Por qué para detener a un presunto farsante se utilizan 3 vehículos camuflados correspondientes a policías de Asuntos Internos? ¿Cómo es posible que el joven saliera fotografiado junto a tantas personalidades políticas y en lugares tan significados? A un impostor se le hubiera desenmascarado en poco tiempo, no un lustro más tarde. Si hacía funciones de intermediación por su facilidad para relacionarse siendo al comienzo menor de edad, supuestamente se estaba infringiendo la normativa laboral, aunque él en ningún momento hablara de recibir dinero a cambio. El joven comentó que hacía un año de su colaboración con el CNI, ¿quién lo reclutó, tal vez el propio Centro a instancias del partido presidido por el sr. Rajoy, con el cual venía colaborando supuestamente en los últimos años? Si fuera cierta la historia de este príncipe destronado, ¿por qué de repente cae en desgracia? Sólo hay dos respuestas plausibles atendiendo a las películas de espionaje: bien el interesado se quiere desligar de la Organización por hastío, por considerar algunas de sus actuaciones "alegales"; o bien maneja mucha información sensible, más allá de la recomendable, al habérseles ido de las manos el asunto a los mandamases. Aunque también cabría un supuesto chantaje por parte de su colaborador, algo descartable si es cierto que no ha cobrado un euro por ir al plató del Canal.
Como es habitual en nuestra querida España, of course, todas las instituciones u organismos señalados por el dedo han desmentido cualquier tipo de colaboración con el aventajado joven: la Corona -a pesar de un email que le invita a las celebraciones de proclamación como rey de S.M. Felipe VI, ojo, en calidad de acompañante-, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid -a pesar de los escoltas que le acompañaron en su viaje a Ribadeo-, Vicepresidencia del Gobierno -según él fue la sra. Sáenz de Santamaría quien le encargó la misión de sacar trapos sucios de ERC para desestabilizarlo, también quien le invitó al balcón de Génova para celebrar la victoria incontestable del sr. Rajoy en 2011.
Repito que todo me suena a rocambolesco, a historia de película; pero, quién sabe, en ocasiones la realidad supera a la ficción. El tiempo lo desvelará.
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