miércoles, 20 de noviembre de 2019

Sentencia de los ERE

   La sentencia, no por esperada, deja de ser un escándalo de primera magnitud, volviendo a poner de manifiesto como norma general que, allá donde los gobiernos se perpetúan sin la saludable alternancia, -el PSOE dirigió la política andaluza durante más de 37 años- es más factible que surjan corrupciones como esta de los ERE, que abarca de 2000 a 2009. El fallo es demoledor, anunciando que se repartieron 680 millones de euros sin un control estricto, suponiendo un desdoro para la Socialdemocracia. Me parece a mí que el Sr. Sánchez y la Sr. Díaz, como máximos dirigentes del partido a nivel nacional y andaluz, deberían de pedir disculpas sin demora, tomando medidas contundentes que eviten de una vez por todas nuevos episodios que solo favorecen la descomposición de las instituciones y el descrédito generalizado hacia la política.



      La condena de los expresidentes andaluces, Sres. Chaves y Griñán, ha desatado todo tipo de comentarios y críticas, hasta el extremo de que políticos de la oposición y medios de comunicación afines, reclaman responsabilidades políticas al Sr. Sánchez, o sea: su dimisión, lo cual es, cuando menos, contradictorio, por no decir algo más grueso. Sin ir más lejos, el nº 2 del PP, el Sr. García Egea, manifestaba ayer, la obligación de dimitir por parte del presidente en funciones si no daba explicaciones en relación a los ERE. Es tan absurdo, tan burdo, como si ahora el PSOE reclamara al Sr. Casado explicaciones y responsabilidad en cuanto a las corrupciones en las comunidades de Valencia, Madrid o Castilla y León. Tratar de equiparar el caso ERE con el caso Gürtel es de aurora boreal, por la sencilla razón de que este último afecta al PP nacional el de Génova 13, el que dirigía el Sr. Rajoy, mientras aquel se circunscribe exclusivamente al ámbito andaluz. Es más, por esa regla de 3, al Sr. Casado también se le podrían pedir responsabilidades por la gestión de su antecesor y antiguo presidente de gobierno. No obstante, suponiendo que más adelante se descubrieran conexiones y/o conocimientos por parte del PSOE de Ferraz 70 con respecto al andaluz, tampoco se le podrían pedir responsabilidades por la sencilla razón de que el Sr. Sánchez era concejal en aquellos tiempos; si acaso sí se le podrían reclamar al Sr. Zapatero, entonces presidente del gobierno.




        Algunos dirigentes, como el dimitido Sr. Rivera, y la aspirante a sucederlo al frente de C's, la Sra. Arrimadas, también han pedido la cabeza del presidente en funciones, argumentando algo muy parecido a lo esgrimido por dirigentes populares. La presumible futura dirigente del partido naranja se deja atrapar por la contradicción que supone pedir el cese del Sr. Sánchez y no reclamar con el mismo entusiasmo el del Sr. Casado, ya que si ninguno de los dos se responsabiliza de los escándalos en cada una de las comunidades autónomas... Pero aún es más surrealista su petición teniendo en cuenta que C's sostiene al PP en comunidades con graves casos de corrupción como son Madrid o Castilla y León.



  En cualquier caso, y es una opinión particular, a quien se le deberían de pedir responsabilidades políticas es a la Sra. Díaz, si bien, no es menos cierto, ella no estaba integrada en el gobierno andaluz en esos años, siendo a partir de 2012 Consejera de Presidencia e Igualdad. Sin embargo, como cabeza visible del PSOE andaluz y su máxima responsable, debería de dar un paso atrás y dejar a otras personas que pilotasen una regeneración profunda del partido, pues, me figuro, que ella será de ahora en adelante un obstáculo insalvable para recuperar el gobierno de la Comunidad a medio plazo. Si la expresidenta no asume la ineludible dimisión, deberían de ser sus propios compañeros, o en su defecto la militancia, quienes la convencieran de la rémora que supondrá para el PSOE su permanencia en el cargo.



     Por último, la sentencia de los ERE confirma una vez más el atolondramiento generalizado de nuestra clase política, el sesgo de algunos medios de comunicación tratando de buscar concomitancias entre las sentencias Gürtel y ERE, entre los Sres. Rajoy y Sánchez, y la polarización ciudadana, dejándose llevar por el apasionamientos de sus representantes sin pararse a pensar si tienen una valoración propia y no mediatizada. Al Sr. Sánchez se le pueden criticar muchas cosas y con razón, incluso podría pedirse que renunciara por otras cuestiones, pero pedir su dimisión por el caso ERE es sacar las cosas de quicio. A este paso vamos a hacerle responsable de los tiempos corruptos en los últimos gobiernos socialistas del Sr. González.

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